martes, 28 de julio de 2020

El aborto en las redes...


En estos últimos días, tal y como estamos viendo, el tema del aborto ha cobrado fuerza. En redes sociales (al menos en las mías), han apareció (gracias a Dios) cientos de post en favor de la vida. Sin embargo, no es tarea fácil hacer conciencia de lo terrible que es el aborto y lo que supone de fondo. Aunado a esto, la desinformación que existe sobre el tema y lo visceral que pueden mostrarse los bandos a la hora de confrontarse, dejan un sabor de insatisfacción al observar los argumentos que apoyan dicho tema, y más desde mi caso que me pronuncio próvida, sobre los argumentos que se dan en contra del aborto.

Las confrontaciones a veces son un tanto vulgares.  Desde los que están a favor, como en contra, llegan a mostrar argumentos que lejos de buscar dar razón justa de lo que creen y sugieren, caen en el juego de ridiculizar al otro, y en el peor de los casos, lastimar con cualquier argumento a quién no piensa como uno quisiera.

Umberto Eco hace algo de tiempo estaba espantado con esto de los medios de comunicación. Ya que profetizaba que estos medios, darían la oportunidad de dar su opinión a una legión de idiotas; tal es el caso, que aquí me tienen dando también mi punto de vista. Y ojo, no le estoy diciendo idiota a un bando u otro sobre el tema que nos ocupa. Considero que Eco tenía razón, porque desgraciadamente son pocos los que a la hora de opinar verdaderamente reflexionan sobre sus palabras. A nuestras nuevas generaciones se les ha hecho creer que su opinión es tan valiosa aun sin haber leído tres páginas seguidas sobre algún tema, y que solo por el hecho de no pensar igual que el otro, ya se puede debatir sin más. En verdad crear conciencia en nuestros grupos de jóvenes sobre el tema, necesitará mas que un par de guitarras y cantitos bonitos.

Por ello, lo que ahora escribo, no busca más que ser una invitación a todo aquel que quiere expresarse en un tema tan delicado. ¿Por qué el aborto es un tema difícil? Porque desgraciadamente es un tema que tiene que ver siempre con sufrimiento, tanto del que lo sufre en carne propia (el niño asesinado) como quienes los practican (las mamás de esos niños asesinados). Si bien en un momento estas mujeres que han sufrido el drama de un embarazo no deseado, sea por descuido o por violación, buscan alivio en el aborto, tristemente terminan sufriendo más al paso de los años. Se busca eliminar a toda costa el sufrimiento temporal, que no se piensa a largo plazo. Bien se dice que en momentos de crisis no es bueno tomar decisiones, y menos cuando se tiene un plazo de tres meses o más, según la legislación acomode, para que esta decisión sea “legal”.

No me imagino la presión que han de sentir estas pobres mujeres, y más cuando por todos lados se les quiere hacer conciencia de que ellas son dueñas de sus cuerpos, y que no tienen por qué sufrir. Y aclarémoslo, desde hace unos años para acá, el tener hijos es considerado signo de sufrimiento, ya que atenta tanto a la propia libertad, como en el sentido económico. Si casarse es algo temerario, traer hijos al mundo lo es aun mas. Se ha esforzado el mundo por hablar de sexo, pero no de las consecuencias de éste. Tener hijos no es algo rentable para los habitantes del mundo moderno. Y no sólo en los adolescentes con libido precoz y tempranero. Conozco a varios matrimonios “por la Iglesia”, que eso de tener hijos, no es prioridad y se ha de posponer lo más que se pueda. La estampida del egoísmo afecta tanto a creyentes como no creyentes.

Sumemos a esto que nuestra generación es una generación que no sabe sufrir. Desde luego que a ninguna generación le gusta sufrir, al menos en un ambiente sano el sufrimiento no es algo querido. Y lo que le cuesta entender a nuestra generación es que, aunque no nos guste sufrir, eso no significa que el sufrimiento valla a pasar de largo. El sufrimiento llega, y para sanarlo, no se puede recurrir a salidas fáciles. Recuerdo aquellos spots televisivos de cierta congregación religiosa que tiene como lema “pare de sufrir”, como si el ser cristiano, estuviera peleado con el sufrimiento, se olvida que, si existe la esperanza, es porque existe la desesperanza; si existe el alivio, es porque existe el dolor. Fórmulas de pronto incomprensibles pero reales. Es sorprendente la capacidad que tienen nuestros jóvenes de formular soluciones rápidas:

Si eres violada y quedas embarazada: Aborta

Si eres inexperta y no quieres traer a sufrir una criatura inocente al mundo: Aborta.

Si no quieres abortar: da en adopción.

¡Oh que dilema! los niños en un orfanato sufren y merecen una familia: pues que las parejas homosexuales o lesbianas puedan adoptar y se acabó el problema.

Y así, las soluciones parecen siempre estar en la palma de la mano. Buscado con esto de los sufrimientos el que se cree que es menor. ¿En dónde está el valor del sacrificio y la capacidad de dar la vida por el otro? ¿Cuándo nuestra sociedad entendió que si algo estorba tenemos que aniquilarlo o hacerlo embonar a la fuerza?

Debemos de entender algo, tener razones no significa tener la Razón. Creer que el amor lo permite todo es una falacia, cuando lo que predomina es el egoísmo disfrazado de “amor propio”. No quiero por ahora tocar el tema del matrimonio en parejas del mismo sexo, pero tristemente son temas que van de la mano, y que a la hora de abordarlos podemos caer de la estupidez a la locura o viceversa.

Un mundo que no ama a Dios, y no le hace caso, o aún peor, que quiere hacer un Dios a la medida, no puede aspirar a nada bueno. Hoy Dios es visto con un ser benévolo, capaz de respetar aquello que nosotros creemos que es amor, pero se nos olvida algo: el verdadero amor que Dios nos ha enseñado, se dona, no destruye.; da la vida, no la quita. El verdadero amor se funda en la verdad y no un en marco de mentiras bonitas y sentimentales.

Por ello, demos razón de nuestras creencias, desde la razón y el corazón. Entendamos que la violencia por desgracia tiene bastante terreno ganado. Y que exponer con violencia nuestro punto de vista, no hace otra cosa que generar más dolor del que ya existe. Suficiente ganancia será entender que ambos bandos tenemos razones, pero cuando está de por medio la vida humana, no podemos de ningún modo, guardar silencio. Ya que como decía a madre Teresa de Calcuta: si no defendemos la vida desde el seno de la madre, entonces ¿Qué impedirá que nos matemos los unos a los otros? Ojalá lo entiendan nuestros jóvenes. Dios es amor, pero también es justo. Y en su justicia pronuncia sentencia. El mandamiento es claro: No Matarás. Y aquel que odia a su hermano, ya ha cometido un asesinato en su corazón. Aplicando esto para ambos bandos. Mejor amémonos los unos a los otros como Dios y su hijo nos han amado, aun cuando de pronto, no podamos ponernos de acuerdo.

Pbro. Alexis Gándara Tiznado

 

 

 



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