En nuestra sociedad,
podemos encontrarnos con diversos tipos de males que hacen del mundo un lugar
poco agradable para vivir, estos males hacen de la vida del hombre una carga
muchas veces insoportable. Si pudiéramos hacer una lista de todos los problemas
(males) que hacen que el hombre no sea feliz, seguramente nos faltarían
kilómetros de papel para poder terminarla.
¿Qué males son los más
concurridos en la sociedad? ¿Cuál de todos ellos es el que hace a la humanidad tan defectuosa? ¿Acaso
el hombre está destinado a sobrevivir en un mundo lleno de maldad? Todo apuntaría que sí, pareciera ser que el
mundo que Dios creó con tanta paciencia y sabiduría ha caído en la depresión y
que ahora en vez de ser bueno para el hombre, se ha convertido en una trampa
donde sólo el más tramposo puede salir adelante.
Si de verdad queremos
encontrar una respuesta verdaderamente honesta al problema del mal, tendríamos
que preguntarnos lo siguiente: ¿Qué estoy haciendo para evitar el mal en el
mundo? Y la respuesta probablemente nos llevaría a otras preguntas: ¿Cómo hacerle para evitar tanta
maldad? ¿Qué es lo que debo hacer para evitar que ese mal se convierta en
dolor? Ese dolor que por desgracia cae en los que menos tienen, en aquellos a
quienes pareciera que la vida les ha dado la espalda, y así el mal crece entre tantos
de ellos.
¿Cuál es el antídoto del
mal? La respuesta la tenemos dentro de nosotros mismos y se llama voluntad, aunque
parezca que no, la voluntad del hombre es el antídoto más grande que existe
para curar esos males que el mismo hombre ha hecho para sí. Esa voluntad que se
convierte en virtud de ser mejor, pero para poder lograrlo necesita una buena
dosis de coraje e inteligencia. Un ejemplo claro lo podemos encontrar en las
personas con capacidades distintas (paralíticos, ciegos, etc.) que muy a pesar
de su condición humana, logran hacer grandes cosas, aun más que los que nos
decimos que estamos completamente sanos. La única condición para que el hombre
se levante de todos sus problemas; ya sean físicos, emocionales, espirituales,
económicos etc. es que él quiera hacerlo. Jesús cuando se encuentra con un paralítico,
antes de sanarlo le pregunta: ¿quieres curarte?, lo cual parecería tonto, pero
la realidad es que muchas veces nos dejamos llevar por la conformidad, dejamos
que nuestras heridas se agranden y en vez de querer salir adelante a pesar de
la condición, pasamos gran parte de nuestra vida quejándonos de todo.
El hombre está llamado a
levantarse, este levantarse tal vez implique el volver a caer, pero si la
voluntad es mayor, se levantará no una ni dos, sino cuantas veces sea
necesario. Por eso cuando el paralítico dice “sí quiero” Jesús lo sana. El
hombre no está solo, cuenta con todas las herramientas necesarias para salir de
cualquier situación, pero por desgracia muchas veces no las aprovecha; pienso
en las mujeres que han sido engañadas
por sus maridos, y que una vez que se dan cuenta, lejos de apoyarse en el amor
de sus hijos, deciden amargarse de tristeza, no solo amargándose ellas, sino
amargando también a los que estén a su alrededor. El mal nos tiene que ayuda a
ser más fuertes, necesitamos aprender de él, porque él es quien nos dice
quienes somos en realidad, una vez que estamos en el piso sabemos de qué
estamos hechos, pero si logramos levantarnos, entonces y sólo así, sabremos que
somos más de lo que en realidad pensábamos ser. El dejarse vencer y estarse
quejando de que son muchas las cosas que nos abruman no es el papel del hombre,
lo mejor es ver todas las herramientas que tiene para salir adelante. Eso es lo hermoso de ser
humano, el saber que podemos crecer. El que es hombre en realidad, no se puede
conformar con ver lo que la suerte le depara, muchos piensan que las cosas no
salen bien porque en verdad tienen mala suerte, y la verdadera mala suerte es
el no esforzarse por dejarlo todo en el
juego de la vida, el que pierde por mala suerte, es porque no dio lo que en
realidad tenía que dar. Es necesario dar todo al cien por ciento, sin
reservarnos nada. Dicen algunos estudios que el ser humano solo utiliza el diez
por ciento de su cerebro, pero para José Luis Martín Descalzo, en su libro razones para la esperanza, este no es el
problema, el problema verdadero es que el hombre utiliza sólo el diez por ciento pero de su voluntad. Ese sí es un
problema.
El hombre verdaderamente valiente, es aquel que busca cambiar el mundo con sus manos, y si no lo logra seguirá siendo valiente y feliz al saber que ha dejado todo en la búsqueda de un mundo mejor. Es cierto que el dinero y el poder son necesarios, y que pueden multiplicar nuestra vida por dos, pero la voluntad y el coraje pueden multiplicarla por diez. De nosotros depende que el dolor sea vinagre o vino generoso. Vinagre amargo que solo sirve para descomponer las cosas, o un buen vino, que muy a pesar de haber sido triturado para su elaboración, nos deja un gran sabor de boca al final. Esto es lo que hace del mundo un lugar mejor, claro que existe el bien, sólo que el mal es “más gritón”, por eso nos aturde. Cierro con otro ejemplo del autor mencionado, el dice que Euclides pedía un punto de apoyo con el cual él se sentía seguro y capaz de lograr mover al mundo, pues si nosotros queremos cambiar y mover al mundo, ese punto de apoyo existe y se llama: voluntad del hombre... La familia que reza unida, permanece unida, un mundo que reza, es un mundo de paz.
P. Alexis Gándara Tiznado
Pero recuerda Padre, que hasta el mejor vino se puede volver vinagre y que a su vez el vinagre da un sabor agradable a ciertos platillos. Por eso hay que vivir la vida con alegria y como dicen que si del cielo te caen limones, aprender a hacer limonada.
ResponderEliminarPor otra parte tambien es cierto que el peor pecado de la actualidad que cometemos la mayoria de los catolicos y cristianos es de omision, porque es mejor "no meterse en lo que no le importa a uno" :)